Alimentación baja en hidratos de carbono para la Diabetes

Nuevo estudio que apoya una alimentación low carb (baja en hidratos de carbono) como parte del tratamiento para la Diabetes Mellitus tipo 1.

Tiene lógica pensar que limitar la ingesta de alimentos cuya capacidad para procesarlos está limitada al no disponer de insulina, es una estrategia útil para mejorar parámetros tales como HbA1c, TG… Actualmente se recomienda a estos pacientes al igual que a los que padecen DM tipo 2 (en los que lo que existe es una resistencia a la insulina) , comer alimentos que aporten carbohidratos en cada una de las ingestas, algo que múltiples estudios y la realidad que vivimos demuestra no ser la mejor estrategia.
Si a un paciente celíaco o «intolerante» al gluten se le recomienda eliminar éste de su alimentación, ¿por qué a los diabeticos se les anima a comer en cantidades considerables aquellos alimentos (carbohidratos) para los que no presentan los mecanismos necesarios para integrarlos?

La base del tratamiento de la diabetes, especialmente de la tipo 2 no consiste en adicionar insulina u otros fármacos para controlar la glucemia, si no en vivir de una forma que contribuya a precisar la menor cantidad de insulina/fármacos posibles. Una alimentación low carb repleta de alimentos reales y ausente de procesados, actividad física, control del estrés… Son la base del tratamiento, permitiendo en muchos caso reducir e incluso suspender el tratamiento farmacológico (ésto último sólo en DM2). Intentar controlar los parámetros analíticos mediante la adición de fármacos, servirá sólo para obtener en el mejor de los casos «buenos» resultados de glucemia (azúcar en sangre), TG (trigliceridos)… Pero no para un buen control de la enfermedad ni consecuencias de la misma (enfermedad cardiovascular, retinopatías…) tal como evidencian múltiples estudios.

Dejemos de tratar a la diabetes con tiritas, poniendo parches que aparentemente mejoran su curso y empecemos por tratar la base de su etiología.

http://pediatrics.aappublications.org/content/141/6/e20173349

https://link.springer.com/article/10.1007%2Fs13300-018-0373-9

Medicina preventiva e integrativa

No existe medicina más potente que la prevención, la medicina preventiva esa que tantas vidas ha salvado y continúa salvando mediante higiene, vacunas… es actualmente la más olvidada. Sólo nos preocupamos de algo cuando ese algo ya está presente ya sea con dolor, infecciones, insomnio… Si bien existen en nosotros una serie de factores que no podemos modificar tales como sexo, edad… que nos predisponen a determinadas patologías, si podemos actuar sobre la mayoría de factores que determinan el desarrollo o no de una enfermedad.


La epigenética, dedicada al estudio de cómo la interacción de nuestros genes con el ambiente determina la expresión o no de los mismos, nos está ayudando a identificar, qué hábitos de vida, alimentos, suplementos, fármacos… pueden hacer que la balanza se incline a favor de nuestra salud, impidiendo que genes responsables de determinadas enfermedades no se expresen o dejen de hacerlo. Recuerda que la genética predispone pero no determina o dicho de otro modo, la genética carga el arma, pero son nuestros hábitos la que la disparan.

Hipócrates decía que las enfermedades no nos llegan de la nada. Se desarrollan a partir de pequeños pecados diarios contra la naturaleza. Cuando se hayan acumulado suficientes pecados, las enfermedades aparecerán de repente.
Se haya desarrollado o no una patología, en la mayoría de casos está en nuestras manos poder resolverla y/o mitigarla.

Microbiota

Si desde hace un tiempo notas que tu abdomen está hinchado, que a pesar de intentar llevar una alimentación adecuada continúas con molestias tales como digestiones pesadas, estreñimiento, diarrea, gases…es posible que tu microbiota (las bacterias que viven en nuestro intestino) no esté en las mejores condiciones. Factores como falta de sueño, estrés, antibióticos, cirugías, alimentación rica en procesados…pueden generar un sobrecremiento de bacterias nocivas, que lejos de mejorar nuestra salud, la deterioran «robándonos» vitaminas en lugar de sintetizarlas (como hacen las buenas), fermentando todo aquello que comemos generándonos gases con la consecuente hinchazón y dañando nuestra mucosa intestinal, conduciéndonos a lo que se conoce como Leaky Gut o intestino permeable, que conlleva el paso a sangre de sustancias y/o bacterias patógenas que hacen reaccionar (sobreactivarse) al sistema inmune pudiendo causar fatiga crónica, dolor generalizado u otras patologías.

Se ha demostrado que el sobrecrecimiento bacteriano se asocia a varias enfermedades autoinmunes, aquellas en las cuales el cuerpo, por “confusión”, genera anticuerpos que atacan a ciertos tipos de células y tejidos normales.

Tener gases, estreñimiento, diarrea, dolor generalizado….NO es normal, tiene su por qué, encontrar la respuesta a veces puede ser complicado, pero no por eso, debemos resignarnos a vivir con ello como si fuese una característica propia. Nuestro cuerpo se comunica con nosotros a través de su propio lenguaje, estos signos y síntomas no son más que su manera de decirte que algo no va bien, así que párate, escucha y no hagas oídos sordos a ese insomnio, acidez estomacal, infecciones recurrentes…

Tratamiento del estrés

Hoy os remito al siguiente artículo en el que el Dr Vidal da algunas pinceladas sobre el estrés.

http://www.expansion.com/directivos/2018/11/28/5bfdae4246163fb66e8b45ae.html?cid=SIN25101

Me alegra ver que cada vez somos más los profesionales sanitarios que nos atrevemos a hablar claro y a decir que detrás de muchas enfermedades actuales están factores como el estrés crónico, la falta de exposición solar, el sedentarismo (propiciado por nuestra sociedad con escaleras mecánicas, ascensores, ambientes laborales en los que lo raro es levantarse cada 30 minutos y hacer 20 sentadillas o flexiones…) y otros muchos aspectos que actualmente infravaloramos, sobreestimando la implicación de otros, tanto en la fisiopatología (desarrollo) como en el tratamiento de las mismas.


Por poner un ejemplo, la meditación o mindfulness tiene un papel mucho más importante y avalado por múltiples estudios, en el tratamiento de patologías tales como el trastorno de ansiedad generalizada. Los fármacos tienen su papel, pero creo que estamos empezando la casa por el tejado en lo que al tratamiento de muchas enfermedades respecta.
Tenemos que abandonar un modelo sanitario en el que todo se cura sólo con fármacos, suplementos… o sólo se previenen enfermedades mediante pruebas de screening o chequeos. Si bien ambos son herramientas muy útiles en algunos casos, tienen su tiempo y su lugar y creer que estaremos más sanos por tomar más fármacos o hacernos más analíticas, sin cuidar otros aspectos que constituyen la base del problema tales como lo que comemos, cómo dormimos… en definitiva cómo vivimos, es absurdo y múltiples estudios lo demuestran.

Exposición solar

La falta de exposición solar en nuestra vida cotidiana, está mucho más implicada de lo que imaginas, en patologías como depresión, obesidad, enfermedades autoinmunes… Si bien la relación del sol con el melanoma es un hecho, dicha relación no es tan simple. El desarrollo de este tipo de cáncer está más relacionado con una exposición solar inadecuada, que con la exposición solar propiamente dicha. Pasamos de estar  9 meses del año “resguardados” en oficinas, casas… sin apenas recibir luz solar, a exponernos de golpe, durante largos períodos y en una época en la que los rayos del sol inciden con más “fuerza”. No preparamos a nuestra piel y creemos que con el mal llamado protector solar solucionamos el problema.

Diversos estudios muestran como una exposición continuada y gradual (siendo ésto propiciado por las estaciones)  protegen frente al melanoma, mientras que un modelo de exposición vacacional como el de hoy día es precisamente el que aumenta su riesgo.
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/15617990

¿Por qué? Porque por un lado, al no exponernos durante todo el año de forma racional (al trabajar, caminar…) no preparamos nuestra piel, ni nos adaptamos progresivamente a esa mayor intensidad que el sol ofrece en verano, (es como pretender correr una maratón de un día para otro sin habernos preparado previamente para ello, puedes hacerlo pero a costa de terminar destrozado).

Por otra parte, la falta de exposición solar implica a su vez, no disponer de  los beneficios derivados de la misma y que desempeñan un papel clave en la prevención de patologías como el cáncer. Si llegamos al verano faltos de vitamina D (crucial en la correcta función del sistema inmune el cual es clave en la protección frente al cáncer) recibiendo más sol en unas horas que el que nos ha dado en los últimos meses y cubiertos de “protector solar” que nos da una falsa sensación de seguridad al retrasar la aparición de esa rojez en la piel que nos indica que nos estamos pasando, parece lógico pensar que quizás el problema principal no es el sol, sino más bien cómo nos relacionamos con él.

Salud mental

Actualmente somos conscientes de la importancia de cuidar nuestro cuerpo, quien más y quien menos, invierte tiempo en mejorar su salud y aspecto físico ya sea con deporte, cremas…y aun en el caso de no hacerlo, es consciente de que sería mejor para su bienestar integrar en su vida determinados hábitos. Sin embargo rara vez escucho a alguien preocuparse por su salud mental y por aquello que puede hacer para mejorarla. De la misma manera en que la mayoría de población piensa que con esfuerzo, se pueden abandonar malos hábitos como fumar, con nuestra mente no parece suceder lo mismo, la mayoría de personas piensan  que si tenemos determinadas creencias (en muchos casos nocivas) tales como «no voy a poder» , «no acierto con mis hijos» no podemos hacer nada por cambiarlo. Hoy quiero deciros que podemos modificar/mejorar todo aquello que no nos guste y/o beneficie. Somos lo que pensamos y nuestro cerebro se moldea acorde a nuestros pensamientos generando creencias. Así,si empezamos a decirnos que no valemos para nada repetidamente durante meses, años…generaremos la creencia de que no servimos y para nuestro cerebro esa será la realidad, independientemente de que tengas un sinfín de cualidades o de que ganes un premio nobel. 


Aprender a cuidar nuestra mente, es clave para tener salud. La prevalencia de enfermedades mentales continúa creciendo cada año, entre los motivos que señalan algunos expertos está el que tenemos un cerebro preparado para resolver conflictos determinantes del aquí y ahora (cazar, huir de un depredador…) y no preocupaciones crónicas del tipo hipoteca y en muchos casos superfluas como tener celulitis en verano.

Sea como fuere, la única forma de mantener nuestro cerebro sano, es ejercitarlo con técnicas que nos ayuden a pensar y gestionar emociones de manera óptima para nuestro bienestar. 
Recurrir a técnicas como la meditación o mindfulness (apps como bambú o calm pueden ser una opción), así como aprender a gestionar nuestras emociones de la mano de un profesional,tomarte al menos 30 minutos al día para ti, para escucharte… puede ser un buen comienzo para combatir el insomnio, ansiedad, frustración… u otras emociones/pensamientos nocivo.

Fisioterapia infantil

¿¿Fisioterapia para bebés y niños?? Aunque en España no está tan extendida la colaboración entre fisioterapeutas y pediatras, esta rama sanitaria tiene grandes aplicaciones en el cuidado de los más pequeños. Son un pilar clave en tratamiento de patologías respiratorias (bronquiolitis, asma..), digestivas, (cólicos,estreñimiento…), problemas relacionados con el sueño, nerviosismo, plagiocefalia, trastornos graves a nivel neurológico, motor…
Pero además del tratamiento de diferentes patologías, la fisioterapia aplicada a los más pequeños, permite prevenir, estabilizar, mejorar y normalizar el desarrollo infantil, ya que están en la edad perfecta para que dicha intervención les aporte flexibilidad, alineamiento postural y un aumento de las capacidades sensoriales.


El beneficio que genera, no sólo se verá reflejado en los bebés sino también en los padres y el entorno familiar, que al ver la mejorías de sus hijos comienzan a estar más tranquilos, dormir mejor..mejorando su calidad de vida y la de toda la familia.
No hay que olvidar que la infancia es un período crucial de crecimiento y desarrollo en todos los sentidos (tanto físico como emocional), que determinará la salud en la edad adulta.

Vitamina D en las autoinmunes

Hoy os dejo varios artículos en los que se explica la importante función que desempeña la Vitamina D en nuestro sistema inmune, estando clara su implicación en el desarrollo de enfermedades autoinmunes (hipotiroidismo, artritis reumatoide, dermatitis…), así como en patologías cardiovasculares, respiratorias (asma… ), tumorales, endocrinas (diabetes), psiquiátricas (depresión, ansiedad…) y como su déficit es parte importante del problema.


La prevención y tratamiento de estas patologías pasa por mantener buenos niveles de dicha vitamina. La mejor forma de hacerlo es gratis y consiste en exponer la piel a la luz del sol.
En el siglo XX muchos hospitales sacaban las camas de los pacientes al exterior, pues veían los beneficios que ello suponía y aunque no tuviesen tan claro como actualmente el por qué, sabían que la luz del sol tenía algo que ver. El avance de la medicina nos ha hecho olvidar por el camino planes preventivos y terapéuticos tan beneficiosos y accesibles como éste, inculcándonos un miedo al sol, que revisando evidencia científica no está justificado.

http://www.reumatologiaclinica.org/es/vitamina-d-enfermedades-autoinmunes-reumaticas/articulo/S1699258X15001667/

https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-73482013000300004

http://www.neumologia-pediatrica.cl/wp-content/uploads/2017/06/vitamina-D.pdf

https://scholar.google.es/scholar?q=related:PtTb9aX9iRUJ:scholar.google.com/&hl=es&as_sdt=0,5#d=gs_qabs&p=&u=%23p%3DbVG2gN6fsHEJ

Las emociones y nuestra salud

Si bien gran parte de nuestra salud se mantiene desde fuera, la totalidad de ella se genera en el interior, ese «espacio» misterioso en el que habita nuestro yo más auténtico. Aunque no es algo material que pueda verse o tocarse, si que puede sentirse, percibirse. Aprender a cuidar y escuchar esa parte de nosotros, es clave para estar sanos.

Las emociones constituyen una de las vías de comunicación más «fiables» con nuestro «yo interior». Si no nos paramos a escuchar o no nos permitimos sentirlas, se convertirán en disruptores que activarán los ejes de estrés de forma constante, impidiendo a nuestro sistema inmune llevar a cabo su proceso de regeneración adecuadamente al causarnos por ejemplo insomnio.


Permítete sentirte solo, triste, feliz, pleno, realizado, temeroso… ESCÚCHATE! Siéntete y aprende a reconocer que mensaje te está mandando tu cuerpo con el fin de que cambies o mantengas, alguna conducta, pensamiento… Acepta que vivir es estar instalado en la incertidumbre, permítete convivir con ella sin más objetivo que vivir y ser tan solo tu, ésto hará posible que recuperes seguridad y que tus ejes de estrés se relajen, volviendo tu cuerpo a su equilibrio natural. Recuerda que vivir es un proceso de aprendizaje en el que cometer errores es casi imprescindible, aprende de ellos, pide perdón si así lo sientes y quiérete por todo ello.