Quizás te suene raro pero tu no eres tu ADN, sino más bien el resultado de la interacción de tus genes (tu ADN) con tu entorno, tus hábitos (alimentación, descanso nocturno, actividad física…). Esto abre un camino esperanzador puesto que implica que no estamos condenados a padecer/desarrollar todo aquello «escrito» en nuestros genoma.¿Cómo es esto …